sábado, 12 de marzo de 2022

Suegros


Conocí a mis suegros a finales del año 87, cuando cupido me flechó con quien hoy es mi amada esposa.

Desde hace varios años migraron a los Estados Unidos y este 2021 y 2022  decidieron retornar a Guatemala en un período más prolongado. Esta vez pasaron con nosotros varios meses y hoy retornaron a los United nuevamente, donde les espera otra familia que les ama y les aprecia. 

Nos quedamos nuevamente con una casa reluciente, con mejoras y amor expresado en sus paredes , en sus pisos y en sus muebles. Sus moradores la acomodaron a su gusto, desecharon objetos viejos, repararon y pulieron las puertas, pintaron las paredes y adquirieron nuevo mobiliario y se ha quedado lista para su retorno en los próximos meses.

En ese lapso  de tiempo que se sintió tan corto,  compartimos lindas pláticas, disfrutamos de chistes, caminatas en bosques, playas propias y otras paradisíacas fuera de Guatemala y de los deliciosos chirmoles que mi suegra prepara, así como el condimento especial de la carne azada. 

Nos reímos de como las olas del pacífico nos giraba como trompo o el columpio gigante en el Cerro Alux, degustar los desayunos chapines en algunos restaurantes, degustar de marimba en vivo, celebrar ¡por fin! la Noche Buena y la Navidad, ver la ilusión de mi suegro para elaborar con paciencia y cuidado el nacimiento, el cual se negaba a quitar, pues pareciera que no queríamos que el tiempo nos alcance. La preparación y degustación del tamal navideño. Celebrar la rosca de Reyes cuyo niño hoy quedó en su silloncito esperándoles.  Pero la vida es siempre así, tiene un inicio y un final en todo.

Reconocer su amor inmenso a sus hijas y nietos, sus cuidados hacia mi hijo, atenderle, llevarle un café , una manzana, o prepararme un té o un café, ahora que pasamos horas sentados en las computadoras trabajando desde casa es un alivio. Su apoyo para cuidar de mi querida esposa, visitar a mi hija, o a mi cuñada ,   todos estos gestos serán siempre recordados.

Por ahora queda callado el chuc chuc chuc, de la lavadora, la cual sin cesar y durante todas las noches se encargó de la limpieza profunda de las distintas prendas del hogar.

La lucha eterna con el gato, para evitar que se entrara a casa, y por supuesto el cafecito y las pláticas en la terraza disfrutando el atardecer guatemalteco.

Lo más gratificante fue que durante todo este tiempo, todos nos mantuvimos sanos del Covid y aplicando las precauciones de siempre. Fue muy alegre disfrutar de su compañía, los extrañaremos pues el contacto humano es irremplazable, su cariño, su presencia nos alegra.

Esperamos que sus sueños y anhelos se cumplan y que pronto volvamos a reencontrarnos y seguir disfrutando de la vida. 


Buen viaje y les esperamos pronto
















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